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MonicaPedrayes

Los miniminis

Los miniminis




Un niño con una piedra en su mano es algo que puedes ver cualquier día ya que niños hay muchos y piedras a montones y tal vez no te parezca demasiado interesante hablarte sobre ello pero es que hay muchas cosas que ignoras y que estás a punto de descubrir.
El niño paseaba pensando en sus cosas sin reparar mucho en la piedra que llevaba consigo y en un momento dado lanzó la piedra al aire con la intención de volverla a coger al vuelo. Ni el niño ni nadie sabía ni podía saber que la superficie de la piedra que ahora volaba estaba habitada por unos seres extremadamente diminutos llamados los "miniminis" y que tenían una vida cortísima ya que cada décima de segundo abarcaba a unas 20 generaciones de miniminis. A pesar de que pueda parecer una vida muy corta los miniminis no se quejaban y les daba tiempo para hacer muchas cosas o, como ellos decían, les daba minitiempo para hacer muchas minicosas.
Mientras la piedra subía los miniminis iban evolucionando y tomando conciencia de la realidad de su miniuniverso. Sabían perfectamente que su miniplaneta se movía hacia arriba y para que todos los miniminis entendieran de qué iba eso de moverse en el miniespacio los miniminis científicos escribieron la "Ley Ascendente" que decía: "Todo lo que sube, sigue subiendo" y la "Ley de miniexpansión del miniuniverso" que rezaba: "El miniuniverso se miniexpande" como seguramente habrás adivinado.
Pero tú y yo sabemos que los miniminis tenían un concepto no muy acertado de las cosas y ellos mismos se dieron cuenta cuando la piedra que les servía de hogar empezó a bajar.
Las cosas comenzaron a cambiar en la miniconciencia colectiva de los miniminis ya que para ellos supuso un cambio importante, tanto que los miniminis científicos tuvieron que revisar las leyes que habían escrito sus antepasados hace, pare ellos, muchísimo minitiempo. La "Ley Ascendente" se retocó según las nuevas observaciones pasando a decír que "Todo lo que sube sigue subiendo excepto cuando baja" y la "Ley de miniexpansión del miniuniverso" también fué modificada para quedar así: "El miniuniverso se miniexpande o se minicontrae"
Entre los miniminis había diversos grados de preocupación sobre el tema. No se preguntaban ni quienes eran ni de donde venían ya que eso lo tenían claro: eran los miniminis y venían "de arriba". Lo que sí se debatía, a veces en charlas informales, a veces con verdadera pasíon era el "adónde iban".
¡Adónde iban! Tú los sabes bien: iban derechitos a estrellarse contra el suelo a menos que el niño del que quizás ya te has olvidado atrapara la piedra con sus manos.
Y los miniminis científicos fueron de los primeros en darse cuenta de lo que les esperaba: la extinción de la especie por minicatástrofe minicósmica. Allá "abajo" había un enorme pedazo de... bueno, de lo que fuera aquello, contra el que iban a chocar si no lo impedía o un milagro o que volvieran a ascender tal y como tenían constancia por antiguos tratados que sucedía en épocas para ellos casi prehistóricas.
El resto de los miniminis tenía que saberlo y para darles la noticia convocaron a los representantes de los miniminis del mininorte, minisur, minieste y minioeste.
A decir verdad la reunión fue bastante breve incluso para lo que entienden por breve los miniminis:
- ¿Para cúando se espera que nos demos la minitorta? -dijo uno de los representantes.
- Según nuestros minicálculos para dentro de medio segundo -contestó el científico más anciano.
Los representantes de los miniminis al oir eso estallaron en carcajadas y uno de ellos pudo sobreponerse un miniinstante para espetar algo así como que para entonces los tataranietos de sus tataranietos haría centésimas y centésimas de segundo que estarían muertos. Incluso a alguno de los científicos le dio la risa al darse cuenta de que la cosa iba demasiado para largo como para tomarla tan en serio.
La reunión terminó así más o menos pero la cosa, aunque lejana, estaba clara: el destino de los miniminis era desaparecer salvo que, como ya he dicho, o un milagro o volver a ascender de forma natural lo evitara.
Los representantes informaron a los miniminis de toda la piedra y al principio las mismas carcajadas oídas en la reunión antes narrada se reprodujeron por los cuatro minipuntos cardinales pero el minitiempo fue pasando y la actitud de los miniminis respecto a su destino fue cambiando. Primero una cierta preocupación, luego vino la incertidumbre y con ella el desasosiego pero al final vino lo peor: la histeria.
Los representantes de los miniminis celebraron una asamblea para encontrar remedio a lo que se les venía encima y llegaron a la conclusión de que todo era cuestión de peso: si se conseguía que su miniplaneta pesara menos seguramente su miniplaneta caería más lentamente e incluso podría flotar en un punto fijo.
A pesar de que estaban de acuerdo en la causa no lo estaban en el remedio. Los miniminis del mininorte y los del minisur dijeron: "¡Pesamos demasiado!" y unos se pusieron a dieta mientras que los otros implantaron un férreo control de natalidad a fin de paliar los efectos de lo que unos llamaron "engordamiento miniglobal" y otros "superminipoblación". Los miniminis del minieste y los del minioeste, en cambio, dijeron: "¡Pesáis demasiado!" y se declararon la guerra y se invadieron mutuamente para acabar con la amenaza que suponía la existencia de los otros para la suya propia.

Al final el niño atrapó la piedra con sus manos o tal vez la dejó caer, la verdad es que no lo sé pero para los miniminis no supuso diferencia ya que para ese momento no quedaba ni uno en toda la superficie de lo que fue su miniplaneta. El hambre provocada por las dietas, la tristeza y la natural desaparición paulatina de los miniminis sujetos al control de natalidad y la guerra extinguieron a todos los miniminis aunque podría decirse que se lo tomaron bastante bien ya que unos y otros murieron con la total convicción de ser dueños de su minidestino.

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